Archivo de la categoría: COLUMNAS / OPINIÓN

Y FUE EN LA ESTACIÓN DEL METRO PANTEONES

Por Mil Usos del Rock
@sergiofloramx

Cuántas historias, aventuras y desventuras, no se escriben a diario en los subterráneos de la ciudad. La vida es eso que pasa mientras estamos esperando a nuestra chica debajo del reloj, mientras pasa una marea de rostros desconocidos, de pasos sigilosos como de ratero en apuros.

Recuerdo que hace algunos años, cuando estudiaba en una preparatoria de paga llena de ‘juniors’ adictos al crack, tomaba mi guitarra y por las tardes me iba a cantar a los vagones del Metro a cambio de unas cuantas monedas, que se convertían en un sueldo modesto y mucho mejor remunerado que de cajero en una cadena de hamburguesas. Mi sueño de ser el rockstar de la línea naranja se esfumó pronto, cuando la mafia del Metro me mandó a la seguridad y terminé detenido en una delegación capitalina.

Hoy los músicos tienen otras opciones en el subterráneo. En la estación San Lázaro hay un espacio cultural organizado por Colectivo Acerock para que los cantautores derramen talento y poesía. Son condiciones más favorables y que están al alcance de las bandas emergentes o de largo trayecto.

Sin embargo cantar dentro de los vagones sigue en práctica, algunos de forma clandestina y a un paso de ser remitidos a las autoridades (como me sucedió), otros tantos con los permisos necesarios.

Esta semana Panteón Rococó sorprendió al salir a tocar a las calles, universidades y estaciones del Metro como si fuera una banda callejera que no llena estadios, que no gira por Europa y América.

Hay quienes ven esta actitud del grupo de ska comandado por el Dr. Shenka como un acto de total humildad, otros como una estrategia comercial pues todo este ruido se hace días antes de que salga a la venta su disco en vivo. Otros lo vemos como fusión de ambas cosas, un ‘ganar/ganar’ como exclamaran los mercadólogos desde su despacho en Polanco.

Y es que con esta saturación de bandas que vivimos hoy en día, no basta hacer un buen disco, materia aparte es buscar una estrategia vistosa para hacer llegar tu material a los ‘fans’. Por ahí va el Panteón.

Cuando tocaba en las estaciones del Metro me sentía libre, la adrenalina brotaba a monedazos entre pasajeros despistados. Pensaba, a mis 17 años, que un hombre que sabe tocar una guitarra jamás morirá de hambre de ningún tipo. Venía a mi mente Rodrigo González, un ejemplo de cómo ser un verdadero ‘pata de perro’. Y sí, Rockdrigo cantó  en los años 80 “fue en la estación del Metro Balderas”. Años después yo lo transformé a “fue en la estación del Metro Rosario”. Hoy, millones de usuarios después, Rococó canta, a todo pulmón, a esa misma muchedumbre: “Y fue en la estación del Metro Panteones”.

Panteones

ENCORE: ‘Sonia’, versión Panteón Rococó

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Foto: Tomada de Twitter de la banda.

El añejado veneno de Scorpions o de cómo morimos y vivimos en el ruedo

Por MIL USOS DEL ROCK             
@sergiofloramx

Scorpions

Cuando decidí dedicarme a la música en varias de sus ramas, entre ellas el periodismo, ya pasaba de los 25 años, me sentía muy viejo como para volver a empezar un camino profesional.

Hoy, con otros tantos años más encima, reconozco que fue una buena decisión el cambiar las hojas de cálculo de Excel por las guitarras, las impresiones del periódico y los festivales de música.

Soy de los románticos que piensan que el rock tiene un aura joven, y que el que lo escucha por placer se mantiene joven mientras corre la canción.

Jamás me visualicé como un viejo jubilado con nada mejor que hacer que gastar su dinero en finas corbatas. Prefiero morir en el ruedo, exprimir hasta la última gota de la inspiración, de nuestro paso por este universo lleno de galaxias, tropiezos y buenas bandas de rock.

Klaus Meine, vocalista de Scorpions, estuvo a punto de despedirse de los escenarios, en 2010. Sin embargo el ver las caras tristes de la gente de su edad cobrando sus pensiones lo hizo replantear su camino y prefirió seguir detonando al mundo con el veneno de su banda alemana, que este año celebra 50 años de carrera.

Un caso un tanto más extremo de cómo llevar tu vida al límite es el de Ronnie Wood, segundo guitarrista de los Stones, quien a sus casi 70 años, con diez nietos ya jóvenes, se convirtió esta semana en el padre de unas gemelas. Digo, tampoco es para tanto. Y ya mejor ni hablamos del otrora rodante Mick Jagger.

“Vive y deja morir”, diría el bajista de The Beatles. Que el veneno de la vida entre en tu cuerpo y se embriague. Que el escorpión recorra tu piel como olas sobre la arena, como caricias eléctricas. Que cuando estés rodando como piedra sobre las calles congestionadas encuentres el equilibrio anhelado, porque al final, como bien lo predijo el jefe McCartney: “El amor que te llevas, es equivalente al amor que das”. Lo sé, soy un pinche romántico.

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ENCORE: SCORPIONS ‘Still Loving You’

Ecos de los años 90 o cuando el futuro y los celulares nos alcanzaron

Por @MilUsosRock

cel

Los primeros dos conciertos de mi vida fueron en la misma semana, corría la década de los años noventa, se trataba de dos leyendas del rock mundial, eran otros tiempos, otra generación, aún la magia de los celulares no se hacía presente en el día a día de… los melómanos.

Los explosivos acordes, las filosas guitarras, los discursos espirituales, sexuales o contestatarios de los vocalistas se quedaban registrados en nuestro cerebro, impregnados para siempre en nuestra sangre como piquete de aguja con veneno.

Lo cierto es que en la actualidad las cosas han cambiado en los conciertos con la fiebre de los teléfonos móviles y tabletas, y los músicos lo saben.

Abulón, ‘front man’ de las Víctimas del Dr. Cerebro, dijo en la conferencia del Somos Rock Fest que para obligar a sus fans a guardar el (maldito) artefacto y hacerlos disfrutar del concierto les tiene que echar agua encima.

El guitarrista de La Lupita, Lino Nava nos comentó que su banda es un grupo de en vivo: “En los conciertos hay momentos irrepetibles que no se pueden reproducir desde una pantallita de celular, hay emociones, sudor, baile, lágrimas que no se pueden igualar”.

Yo estoy justo en la línea fronteriza. Aunque el otro día en el concierto de Peter Murphy en el Plaza Condesa una chica ubicada justo enfrente de mí grabó todo el concierto con su celular y no me dejó disfrutarlo al cien por ciento, entiendo que las “nuevas generaciones” tienen el derecho de vivir los espectáculos como les venga en gana.

Y eso que entiendo que en las redes sociales, o en canales como ‘YouTube’ se almacenan millones de horas de videos con material de bajísima calidad y sin valor alguno. Pero saben lo que yo daría por tener algunas fotografías de los conciertos que dieron Deep Purple y The Rolling Stones en la primera semana de febrero de 1998. Para mí hoy valdrían oro, fueron mi callejón sin salida al mundo de los conciertos.

Y ya lo dijo sarcásticamente Ian Guillan (vocalista de Deep Purple) en una conferencia en México: “Una ventaja de ver cientos de celulares elevados en los conciertos podría ser que las personas ya no se queman los dedos con los encendedores».

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(Foto: thump.vice.com)

Encore:
‘Lazy’, Deep Purple (1998).

‘Satisfaction’, The Rolling Stones (1998).

Del desierto de California al de Ciudad Neza, yo apuesto por el rock&roll

Por @MilUsosRock

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Esta semana, además de que iniciamos con mucho gusto esta columna con los apuntes de rock del  Mil Usos, sonaron mucho dos festivales, los cuales se realizarán en diferente momento, a varios cientos de kilómetros de distancia y en circunstancias completamente diferentes: el  Desert Trip, en Indio, California y el 53 aniversario de Ciudad Neza, con conciertos gratuitos.

Empezamos con el festín del municipio del gran poeta Nezahualcóyotl, que tendrá entre sus figuras más relevantes al solista Enrique Bunbury, quien llega a Neza por vez primera (y aunque se habla de que algún día tocó en esos rincones con Héroes del Silencio, los registros de esa presentación parece se los llevó el viento porque no hay muchos en la red).

Además de música tropical, de banda y guaguancó, Ciudad Neza celebrará a lo largo del mes con conciertos de rock, rockabilly, urbano, ska y demás ritmos (la cartelera completa se encuentra en http://www.neza.gob.mx/). De hecho mañana se presentará  Molotov, Víctimas del Dr. Cerebro,  Inspector, Los Victorios y  Gallo Rojo, quien nos invitó para tenerles información de primera mano desde las entrañas del toquín, a realizarse en Ciudad Jardín, en el  Bordo de Xochiaca.

Por otra parte, al otro lado del muro, los creadores del festival Coachella tuvieron la brillante idea de reunir (del 7 al 9 de octubre próximo) en el mismo valle californiano a seis leyendas del rock mundial: The Rolling Stones, Bob Dylan, Paul McCartney, Neil Young, Roger Waters y The Who.

Pensamos que este concierto es el cierre de toda una época. Es difícil que los nacidos en el siglo pasado tengamos el chance de volver a ver, escuchar y vivir algo similar. Tendrían que pasar varias décadas para que figuras revolucionarias de este calado lleguen al planeta, y cuando esto suceda (si es que sucede) uno ya estará demasiado viejo.

Por ello, aunque uno tenga que trabajar horas extras y comer latas de atún (¿aún son baratas?) de aquí al concierto, el viaje al desierto gabacho es obligado. Y es que, como rezaría el profeta de Zaragoza, España, Enrique Bunbury: «Yo apuesto por el rock&roll».

Gallo Rojo

Texto: @sergiofloramx

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FESTIVALES Y MÁS FESTIVALES

LOS DIOSES OCULTOS o de cómo se preparan para elegir su ritual festivalero

Por Mil Usos Rock
@sergiofloramx

En el Totonacapan se escucha el lamento de los Dioses Ocultos por el flaco cartel de Cumbre Tajín. Este año no hay Björk, no hay Tool ni The Flaming Lips. Vamos, ni siquiera hay un Caifanes, su ojo de venado sigue perdido, el Nicho de la Música está desprotegido y Margarita ‘La Diosa de la Cumbia’, que sí cantará en la siguiente edición, amenaza con ser ella la protagonista, la estrella luminosa y tropical en el encuentro de culturas.

Entre tragos de pulque y chapulines enchilados, las deidades hacen números, comparan los programas de cada festín musical que se aproxima, observan el panorama con sus ojos que todo lo ven y nada más no llegan a nada concreto. ¿A qué festival deben acudir en las siguientes semanas?, se preguntan como si fuera el misterio totonaca más grande que se tenga memoria. Está Cumbre Tajín, que, como ya dijimos, se encuentra más cerca del abismo que de la cumbre; otra opción es el valle florido de Coachella, o para los que no tienen tantos espejitos para intercambiar, les queda el glorioso y cada vez más tropicalizado Vive Latino.

«Vamos a ver al gordo de Axl Rose a Coachella», dice uno de los todopoderosos refiriéndose a la reunión que tendrá Guns N’ Roses en el ritual californiano. Como divinidades que son, saben que el regreso de la banda gringa no es como lo pintan: no es la alineación original como lo anuncian con bombo y platillo. Sin embargo las guitarras de Slash, la jungla eléctrica que ofrecen en sus directos, los aullidos agudos de su vocalista y su apetito por la destrucción… y las garnachas, los seduce como diablito que te incita al oído a que peques con la más fea de la fiesta.

Los estragos del octli ancestral empiezan a surtir efecto en los cuerpos recios de los Dioses Ocultos. «A ver cabrón, déjame hablar», dice una de las voces con más carácter y autoridad de toda la estirpe milenaria, por lo que se hace un silencio total: «Coachella es invertir mucho dinero y este año el cartel no lo vale». ¡Zas! La experiencia habló, nadie pudo contestarle al abuelo, parece que sentenció algo duro y doloroso, pero no por ello menos cierto. Muchos pensaban lo mismo pero tenían temor a aceptarlo, ¿cómo decir eso de un festival internacional que todas las puede? Pues el viejo y se trayectoria jaguar no se anda con rodeos.

En el horizonte lleno de magueyes, rituales, limpias y más y más pulque, dos sacerdotes ya «andan a gatas como lo hacen los lobos». Y es que lo que inició como una amena charla de amigos celestiales (¡estamos chupando tranquilos, carajo!), ahora no tiene ni pies ni cabeza, los curados de café no son nada tontos. «¿Serán los Dioses Ocultos o serás tú?», pregunta a todos y a nadie uno de los más jóvenes del grupo. «Déjenlo, ya anda bien pedo», responde una vocecilla misteriosa que se aferra a mantener el equilibrio.

El ambiente sube más de tono. Algunos se recuestan ebrios sobre los escalones del templo, otros hablan para sus adentros en lenguas indescifrables y aún no exploradas por el INAH, otros más discuten, se abrazan y vuelven a discutir. Los más serenos tratan de seguir con el tema que los reúne pero las palabras se quedan atoradas en sus lenguas de fuego. Es un capítulo que se repite cada año y que termina inconcluso. Ya no tienen cabeza para seguir con la discusión. Al final, Los Dioses Ocultos terminarán acudiendo a un Vive Latino del que se quejan a mares, pero que los hará gozar a tope con su dosis de rock, cumbia y guaguancó.

ENCORE: Este Viaje Psicotrópico bien se puede acompañar con canciones de fondo como ‘Los Dioses Ocultos’ de Caifanes (álbum ‘Vol. II ‘El diablito’, de 1990). También sirve ‘Welcome to the Jungle’ de Guns N’ Roses (‘Appetite for Destruction’, 1987) o la siempre gozosa ‘Capullo y sorullo’, de Margarita ‘La Diosa de la Cumbia’.


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DAVID BOWIE

ZIGGY STARDUST o de cómo el planeta enloquecido se está quedando sin héroes musicales

Por El Mil Usos del Rock
@sergiofloramx

ZIGGY STARDUST

“¡Señor, llévate a Arjona pero no a David Bowie!”, gritó mi vecina colérica una mañana de enero. El ‘Duque Blanco’ regresaba a su galaxia luego de reinar por varias décadas el planeta Tierra. Al tiempo en que los sitios virtuales, las redes sociales y los noticiarios se desbordaban hablando de la muerte de ese ser camaleónico que lo mismo revolucionó en el cine que en la música o en el mundo de la moda, yo pensaba sólo en una cosa: ir a consolar a mi vecina Ángela.

Ángela es una melómana muy peculiar. Un día te puede despertar a las seis de la mañana con todo el ´Ok Computadora (hazme lo que quieras)’ de Radiohead, y a la madrugada siguiente hacerlo con el desenchufado de Nirvana, el ‘Vida después de la muerte’ de Iron Maiden o incluso algo en español estilo Mecano o El Otro Yo. Sí, yo también estoy pensando lo mismo: es una delicia que los primeros sonidos del día provengan del reproductor de la casa de alado y no de algún fierro pariente alterado de enfrente.

Hablando de reproductor, tengo muchas ganas de conocer a mi vecina Ángela más allá del “buenos días, vecino”, o el “¿Ya se va a correr tan temprano, vecinita?” Quiero pensar que nos la pasaríamos  súper a gusto charlando de música mientras comemos palomitas. ¡Ya me vi! Iríamos del enorme vacío que dejaron las muertes de Ziggy Stardust y Lemmy Kilmister (de Motörhead), a la divertida que uno se metía en los conciertos de Tex Tex con el también recién fallecido ‘Muñeco Mayor’, que con su humor fonky te revolcaba de la risa.

Hace algunos días se fue de este mundo Maurice White, que dejó en vida nada menos que a la banda Earth, Wind & Fire. Curiosamente esa mañana no escuché a Ángela lamentar esta muerte. Tampoco le escuché pedirle al creador que en lugar de llevarse al cantante de piel morena se llevara a Arjona. Y es que ‘Boogie Wonderland’, gran éxito de Tierra, Viento y Fuego, retumbaba en toda la colonia desde la casa de mi vecina. Yo sólo la imaginaba moviendo el esqueleto en ropa interior muy sexy como si no hubiera mañana.

A veces me pregunto si mi vecina será de las que cree que el rock está agonizando o tiene una actitud más esperanzadora al respecto. Qué pensará, por ejemplo, de que nuestros verdaderos héroes musicales, esos que en lugar de capa y arma nuclear te defienden con su guitarra y micrófono, estén realmente envejeciendo. ¿El panorama lo verá obscuro o brillante en cuanto a nuevas figuras de la cultura pop? Lo único que puedo contarles es que la música más reciente que sale de su hogar es de la estrella blanca Jack White.

Y de pronto ella se esfumó. Mi cara se puso pálida cuando vi que en la casa de mi vecina había un letrero que decía: ‘SE RENTA’. Mi cuerpo se quebró en mil fracciones cuando días después escuché cantar, a todo pulmón, a una nueva inquilina temas ‘luchones’ de cantantes y ‘divas’ mexicanas. El rock clásico, las fusiones experimentales y alternativas fueron desplazadas y sin decir adiós. Las letras, la poesía de Dylan y Cohen de pronto se fulminaron. La estrella negra de Bowie se apagó en la colonia cuando Ángela cambió de código postal.

ENCORE: Este Viaje Psicotrópico bien se puede acompañar con canciones de fondo como ‘Ziggy Stardust’ de David Bowie, del álbum de glam rock ‘El ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte’. También sirve la citada ‘Boogie Wonderland’ de Earth, Wind & Fire y (of course) ‘El toque mágico’, de los Tex Tex.

Texto antes publicado en la revista KANIK
DAVID BOWIE

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Textos: @sergiofloramx

GUADALUPE – REYES

Guadalupe-Reyes o de cómo Chabelo pagó el Teletón con un pellizco de su finiquito
Por El Mil Usos del Rock

De entrada la idea es bien tentadora: beber 26 días seguidos sin límite de Tonayán o Bourbon. Empezar la jornada etílica apenas suenan las mañanitas a la Virgen Morena y terminar cuando sientes el mono de la rosca entre tus molares. Se trata de darle unos buenos ganchos a tu hígado, mazazos tan certeros que seguro los envidiaría el mismísimo patrono de los ganchos al hígado, el César del Boxeo, Julio César Chávez.

Todo ello suena riquísimo pero, siendo honestos, a algunos el caballo ya no nos aguanta para tanto trote. Como chavo-rucos orgullosos (y altañeros) que somos, las consecuencias de una buena parranda ya son mortíferas. Nos dejan más tembeleques que a los carnales Pikolín I y II después de jugar un clásico; más zarandeados que al Príncipe de la canción antes de un concierto o entrevista. Y es que ‘ya lo pasado, pasado’ y vaya que pasó mucho. Éramos de los que se tragaban al niño de la rosca con caballitos de tequila para no pagar la tamaliza. Sí, ya en tiempo complementario nos la seguíamos hasta el Día de las Madres, de norte a sur, de este a oeste, por donde nos llevara nuestro olfato bohemio y soñador de oasis.

La factura por conquistar por varios años caminos borrosos, agridulces, viscosos (¡guácala, qué rico!), con caídas y triunfos de todo tipo, llega tarde o temprano y con intereses que te revuelven las tripas. Bueno, hasta los banqueros parecen mejores tipos en comparación con esos números rojos con sabor a vodka y jugo de uva («con dos hielos, please«). Las cuentas ya no te cuadran, el físico ya no te responde. Tratas de ir a sacarlo todo al parque y la pista es muy larga y caliente, te quema y fulmina al calor de las brasas como cantara Don Cerati. En la parte económica, las bolsas de tu pantalón parecen llenas de hoyos (negros), todo el billete se escurre, se desintegra como por acto de magia sin que te des siquiera cuenta.

Y ni qué decir de los que ya somos papás de esos angelitos gordos que quieren todos los productos que anuncia el televisor. Es definitivo y realista: sale más barato pagar cien pesos al señor Netflix (sin cortes comerciales) que miles en juguetes que anuncia y les antoja el Canal 5. Ok, al punto al que quiero llegar es que para los que ya tenemos un par de princesas, la cartera siempre es flaca. Los amigos y esas borracheras quedan en un segundo, tercero o undécimo plano, alejados de nuestra etapa en la que el aguinaldo servía para comprar botellas de brandy (eso sí, económicas) o cartones de caguamas ¡hasta con importe!

Por si fuera poco, este año el ‘Guadalupe-Reyes’ inició mientras se realizaba una edición más del ya maduro y siempre polémico Teletón. Suponemos que querían agarrar borracho a todo el personal para juntar más billete. ¡Ya ni la joden!, están viendo que la patria es pobre y todavía quieren que les donemos nuestros centavitos. Ya nos cuesta un ojo de la cara el pagar una simple y simpática botella de Oso Negro y aún nos quieren ensangrentar como al villano de una película de Tarantino. Además hay que ser bien honestos, serios y realistas (aquí es cuando suena una tarola circense para imprimir más dramatismo): ¡Ellos siempre van a llegar a la triste meta!, lo dice la Biblia. Y si no llegan, pues que Chabelo le dé un pellizco a su finiquito y asunto resuelto.

ENCORE: Esta columna bien se puede acompañar con canciones de fondo como ‘El León’, interpretada por Saúl Hernández para el disco ‘Los Cuates de Chabelo’. También sirve ‘Vale la pena vivir’, de Merenglass feat. Chabelo, que hace mover hasta a un palo de escoba.

@sergiofloramx

VIAJE PSICOTRÓPICO (NÚMERO 0)

ROOSTER BAR

ASÍ FUE MI PRIMERA VEZ… COMO JURADO
Por El Mil Usos del Rock

rooster

Yo creí que las guerras de bandas siempre estaban arregladas. Que al jurado lo metían en un cuartito oscuro del bar, le ofrecían un buen trago, dos meseras y un sobre con diez mil pesos para que ganara tal o cual banda. La verdad no fue así.
Qué grata sorpresa me llevé el pasado viernes, en el Rooster Bar. Primero por la atención, la verdad sí me invitaron unos tragos, así como unas alitas que no tenían mamá gallina y sí harto sabor y salsita. Pero sobre todo por las bandas que compitieron en esa batalla campal de sonidos y letras al aire.
Esa misma noche, Caifanes tocaba por enésima ocasión en el Palacio de los Deportes (es un decir, no recuerdo si ya tocaron cinco o cien veces en ese recinto). De no haber recibido la invitación de mi amigo Burton para ser jurado, seguro hubiera ido a cantar las mismas canciones de siempre y bailado ‘La Negra Tomasa’.
Como se los dije ese día al final del concurso a las seis bandas participantes (obvio ya bien despachado de cerveza campechana), ya es justo y necesario cambiar de chip y arrebatarles la estafeta a esas bandas que vienen tocando desde los años 80 y 90.
Talento no faltó. El grupo Amador, que se llevó el primer lugar, cerró con una canción de cuyo nombre no puedo acordarme pero que tiene todas las características para ser un poderoso éxito. Su presencia y aura inglesa (aunque son del estado de México) me agradó bastante. En la mesa de jueces se habló de que quizá su único pecado es que no son una banda cien por ciento original, pero vamos, quién puede serlo en pleno siglo XXI.
En las tarjetas de Don Lama (en mi hoja de anotaciones) estaban empatados en primer lugar Amador y Los Flandhers, quienes ya en el conteo final, que incluyó a los otros jueces (Letus Burton y la gran Alondra Montero,  compositora, exigente profesional y ahora mi amiga), así como al público (¡qué dice el púuuublico!), se quedaron en la segunda posición.
Los Flandhers tienen a un ‘front man’ de otro planeta. Un chico con un carisma envidiable, una bizarra mezcla entre Jack Black, Noel Gallagher y el Piporro. Por momentos este gran vocalista queda muy sólo en los linderos del área; hace falta que sus músicos trabajen más en la parte sonora porque la voz y el espectáculo ya lo tienen.
El tercer puesto se lo llevó Invasión, un grupo muy joven de rock and roll y rockabilly que si sumabas la edad de sus cuatro músicos apenas llegan a los 60 años. El baterista se quitó la camisa y la aventó al público, se subió al bombo y desde ahí le dio con todo a su batería para hacer del bar un manicomio. Con gran energía y talento, ya están para presentarse en cualquier festival de su género.
Apenas atrás quedó Siberia, con buen estilo; Romer’s, a quienes les vendría muy bien un ingeniero de audio para nivelar volúmenes y RZT, que se dedicaron a tocar clásicos del ska ya muy quemados.
El bar, que cuenta con una linda área para jugar billar (desempolvé mis manos con dos carambolas… No, esperen, ¿que era bola 8?, ¡Avísenme!) y gran estilacho (tiene cuadros de arte, salas lounge y bicicletas hípsters), dio algunos miles de pesos a los tres ganadores, sesiones fotográficas, y al primerísimo lugar el abrirle un concierto al grupo Camilo Séptimo.

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ENCORE: Ese día la banda The Flandhers tocó de una manera soberbia la canción  ‘Tighten Up’ de The Black Keys.

¡Síganme los muertos!
@sergiofloramx